Los abrazos: Un superpoder que todos tenemos.
¿Cuántas veces en la vida nos ha pasado que, tras tener un día complicado, pasar por una experiencia no grata o al recordar a alguien que quizás ya no está con nosotros, sentimos un peso, una incomodidad y/o una debilidad que pareciera no logramos calmar por nuestros propios medios? ¿Cuántas veces esto nos ha llevado a retraernos, a restarnos energías, e inclusive genera la sensación de que el segundero del reloj tardara el triple en avanzar de lo que habitualmente hace? Sin duda alguna que muchas.
Y a la vez, ¿cuántas veces, de todas esas ocasiones, ha pasado que si contamos con alguien (un ser querido, amigo, compañero, etc.) que nota nuestro estado, se acerca y nos brinda un abrazo acogedor (profundo, estrecho, breve, unas palmadas en la espalda, etc.), sentimos que ese peso, esa falta de fuerza, esa incomodidad se aliviana o se reduce considerablemente, y en la medida que va prolongándose el abrazo (o multiplicándose con otras personas) cada vez se va haciendo más y más liviano, inclusive hasta desaparecer? Sin duda alguna que muchas también.
Y es que ello no es coincidencia. Es un gesto sencillo, básico, innato y natural. Es un superpoder humano con el que todos nacemos. Bien lo saben Brielle y Kyrie Jackson, dos gemelas estadounidenses quienes en 1995, tras nacer prematuras, fueron separadas y puestas en incubadoras distintas. En ese momento, mientras Kyrie se fortalecía, Brielle se debilitaba cada vez más físicamente. Cuando ya se temía lo peor para ella, una enfermera propuso a la familia probar una técnica hasta entonces no conocida en EEUU, que consistía en colocar a ambas pequeñas juntas (lo que suponía, acorde al saber de aquel entonces, un gran riesgo de contagio de posibles infecciones). Entre intentarlo y no hacer nada la familia prefirió arriesgar esa posibilidad, y para su sorpresa, la pequeña Brielle comenzó a mejorar su ritmo cardíaco, y sorpresivamente para todos su hermana Kyrie instintivamente la rodeó con su brazo en el que hoy se conoce como “El Abrazo del Rescate”, con el que prontamente Brielle comenzó a regular su ritmo respiratorio, temperatura corporal y fortalecerse hasta mejorar completamente. Ya desde ese minuto de la vida este gesto intuitivo e instintivo hace ademanes de querer mostrar su fuerza sanadora, reafirmadora y cariñosa, al que todos tenemos acceso de una u otra forma.
Un abrazo puede ser algo que cambie el día de cualquier persona en cualquier momento y lugar del mundo. No tiene por qué ser obligatoriamente de un ser querido o conocido (puede venir de un perfecto extraño, como fue la experiencia de Juan Mann antes de iniciar la Campaña de Abrazos Gratis en 2004), puede provenir del contacto con animales, e inclusive con un árbol o la naturaleza misma. Y aún cuando esto es parte de nuestra sabiduría natural, existen estudios que se han desarrollado donde se demuestran los beneficios fisiológicos de los abrazos, como el realizado por la Escuela Universitaria de Medicina de Miami, donde aspectos como los abrazos, caricias y el contacto tienen un efecto altamente positivo y curativo en bebes prematuros, en incrementar la analgesia en pacientes con dolor, mejora del sistema inmunológico, etc., o el realizado por investigadores de la Universidad de Carnegie Mellon quienes también señalan que el recibir abrazos, además de mejorar la salud mental, ayuda a protegerse de las infecciones.
Ya sabemos que los abrazos hacen bien, alivian el dolor, nos ponen #Felices y además cuidan de nuestra salud… ¡Te invito entonces a que, justo ahora que se vienen fechas en que el resfrío sobrevuela nuestras tierras con mayor presencia, aproveches “la excusa” para pedir más abrazos y regalar otros tantos, contagiando el bienestar y fortaleciendo el sistema inmune!
¡Un gran abrazo!
#Felices: Movimiento por el Bienestar y la Felicidad que nace en Chile. Su objetivo es brindar bienestar y felicidad a personas y comunidades a través de acciones concretas y a visibilizar acciones e iniciativas positivas y constructivas ya existentes.